La voz de Buenos Aires
¡Así nació!...
De una amalgama que después la conformó
mezcla de gaucho y de la gente que llegó,
con la añoranza de otros sones.
¡Así nació!...
Dulce milonga que del alma se prendió,
como una rosa que de pronto floreció
con un perfume a bandoneones.
¡Así nació!...
Por el deseo de su propia identidad
amasijada con el barro y la humedad
de un arrabal de luna y fango.
¡Después creció!...
De sus entrañas otro son se desprendió,
y cuenta un ángel que después que lo acunó
le dijo al hijo... ¡Vamos tango!
¡Vamos!... Somos amos de la aldea...
¡Vamos!... a inventarles las corcheas
y los versos y el reverso
de la musa triste y rea.
Que la ciudad,
palpite siempre con el pulso de los dos...
Porque es un modo de ganar la libertad
¡que Buenos Aires tenga voz!...