El Búho
Tomé el tren y el llanto de mi madre en cada andén parió todo mi porvenir. Que no hablara del peso en mi zapato. Que muestre lo que soy sin miedo a madurar. Junté mi fe y cosas que guardaba. Llegué hasta la estación cansado de ansiedad. Me latía el alma por segundo, entré a la ciudad directo para el bar. ”Señor, perdón usted está en mi asiento” le dije sin pensar lo que podía ocurrir. Él reía, como un gran insulto se descargó en mí con toda vanidad. Y yo bebía lo que sea pa'sentirme mejor y me entregué a su templo. Me echaron a patadas cuando se veía el sol y me dormí en el cordón.