Mamacita
Uno se llena de palabras exquisitas,
uno almidona el adjetivo y al final
se dice poco y lo poco que se dice sale mal.
Yo, por ejemplo, que exprimía el diccionario
para pintar tu boca dulce en el papel
no hallé palabra que sirviera de palabra y de pincel.
Dije musa, dije reina, soberana, emperatriz,
tanto dije que ni dije ni entendí...
Mamacita, mamacita! Nada más debí decir!
Que me perdonen los poetas vanguardistas
y los puristas de la RAE y tu papá,
pero hay caricias que consiguen lo que un verso no podrá.
Como en el sexo o en los juegos de la feria,
como en la guerra o en el arte de bailar,
todo se trata de elegir arma y momento, nada más.
Dije musa, dije reina, soberana, emperatriz,
tanto dije que ni dije ni entendí...
Dije cosas que sobraban,
dije tanta babosada
que reparo y ya no paro de reír.
Mamacita, mamacita!
Mamacita, mamacita!
Mamacita, mamacita!
Nada más debí decir!