Las Suculentas
Para conocerlas hay que recorrerlas
es indispensable no sentir temor
es recomendable no guardar rencor
Para enamorarlas, nada de halagarlas
sólo es necesario deshumedecer
y otros compromisos desobedecer
para someterlas, solo acariciarlas
tocas sus espinas
si las imaginas es mucho mejor
Todos los que amamos a las suculentas
nos acaloramos y ellas tan contentas
no nos necesitan ni pa' los mandados
no prueban bocado
lo soportan todo con resignación
La Doctora Bravo sabe ser amiga
de los candelabros y de los teteches
órganos gigantes, reinas de la noche
nopal de lengüita, pitayo de mayo
que flor tan bonita creo que me desmayo!
Descubrí la ""chende"" que lleva su nombre
planta arborescente de rama abundante
tronco definido, leñoso y grisaseo
siete ocho costillas de arista ondulante
espinas tortuosas, areolas distantes
son flores son duirnas y son perfumadas
en el perinato son oblanceoladas
su fruto globoso, semilla encorbada
con sus puntuaciones y reticulada
La doctora bravo, Helia Bravoa Chende
todas las cactáceas y las suculentas
gozan de su amor
Larrea tridentada o gobernadora
que de los peyotes es la protectora
la rotundifollia y la mammylaris, pseudocoriphantas los echinocactus y las jacamatracas
La Doctora Bravo, bravo, bravo, bravo, bravo, bravo, bravo!!!
Supo conocerlas, supo alimentarlas
y las suculentas como recompensa
le dieron el jugo que guarda el secreto de la juventud